Después de dos décadas de espera, el pueblo tombino volvió a abrazar su casa. El estadio Feliciano Gambarte, corazón del barrio de Godoy Cruz, reabrió sus puertas en una jornada histórica que mezcló emoción, memoria y futuro. El reencuentro se produjo el sábado 5 de julio, con una ceremonia que incluyó corte de cinta, homenajes y una fiesta popular que desbordó las tribunas de pasión. Volver al Gambarte no fue solo regresar a un estadio, fue reconectar con las raíces, con el lugar donde el club forjó su identidad y escribió sus primeras gestas deportivas.

El estadio fue completamente remodelado durante los últimos años, con una inversión millonaria que permitió modernizar sus instalaciones y adaptarlo a las exigencias del fútbol profesional. Entre otras mejoras, se amplió la capacidad a 21.000 espectadores, se instalaron sistemas de iluminación LED, zonas cardioprotegidas, áreas para personas con discapacidad y nuevos vestuarios. A todo esto se sumó un césped impecable y el regreso del clásico alambrado, que separa pero también acerca. Lo moderno convive con lo simbólico en un espacio que ahora vuelve a latir con fuerza propia.

La emoción fue palpable desde horas antes de la apertura. Familias enteras, exjugadores, dirigentes y miles de hinchas coparon el barrio para ser parte del retorno. El evento contó con la presencia de figuras como Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de AFA, y autoridades provinciales como la vicegobernadora Hebe Casado. En el centro, como siempre, estuvieron ellos: los hinchas. Muchos llevaban años soñando con este día, otros nunca habían pisado el Gambarte y lo conocieron por historias familiares. Todos vivieron una jornada que será recordada por generaciones.

Durante la fiesta, hubo espacio para los homenajes. Ex futbolistas emblemáticos volvieron a pisar el césped y se celebró un encuentro simbólico que unió el pasado y el presente del club. La música también fue protagonista, con shows en vivo y fuegos artificiales que iluminaron el cielo de Godoy Cruz. La seguridad del evento estuvo garantizada por más de 300 efectivos, lo que permitió que todo se desarrollara en un clima de alegría y tranquilidad.
La vuelta al Gambarte no es solo una postal de nostalgia. Es un acto de construcción de futuro, un paso hacia una identidad más fuerte y un mensaje claro: Godoy Cruz quiere seguir creciendo sin olvidar de dónde viene. En tiempos donde muchos clubes se alejan de sus barrios, el Tomba decidió volver al suyo. Y lo hizo con todo el corazón.

